miércoles, 24 de diciembre de 2008

FELIZ NAVIDAD


Para muchos, la Navidad es tiempo de paz, o al menos eso dicen los villancicos y las tarjetas. Para otros, es el tiempo del estrés. Otros, en cambio, ven la festividad como un gran negocio, mientras que otros tantos adquieren en esta época deudas que durarán todo el año. Pero también, aunque sea en un pequeño porcentaje, estamos aquellos que aprovechamos para reflexionar en el hecho que cambió al mundo, que dividió la historia, que salvó nuestras vidas: la encarnación de Cristo.

Dios se hizo hombre en la primera Navidad (sin importar si ésta ocurrió en diciembre, junio, abril o cualquier otra época del año). Sin querer entrar en el conflicto del origen pagano de la celebración del nacimiento de Cristo en diciembre, sí queremos enfatizar la verdad transformadora de que Cristo sí vino al mundo. Dios envió a Su Hijo para salvarnos de nuestros pecados, para reconciliarnos consigo mismo, para enseñarnos a vivir como a Él le agrada.

Sin embargo, mientras queremos ser profundos, resulta difícil escapar de lo comercial, los regalos, las tarjetas, los clichés... Tampoco ha sido fácil ignorar la superficialidad de cierta fracción del cristianismo que toma el misterio de la Encarnación como pretexto para espiritualizar el consumismo de la época. Al mismo tiempo, la escena de la Natividad nos invita a contemplarla y a reparar en sus detalles.

¿Cómo puede ser posible que al Dios del Universo se le haya escapado ese pequeño detalle, un lugar en el mesón? ¿O es que, a propósito, el Dios Encarnado decidió ubicar las circunstancias de modo que pudiera nacer a propósito en el lugar más humilde?

Los cristianos nos hemos llenado la boca diciendo, "Quiero ser como Jesús, quiero ser como Jesús", pero en la realidad vemos a quienes se dicen "seguidores de Cristo" exigiendo lujos, demandando riquezas de Dios. En la escena de la Navidad no vemos a María quejándose, ni demandando algo del Señor. Ya podríamos imaginar a María gritando: "Señor, me apropio de tus bendiciones, ¿cómo es posible que el Mesías que llevo dentro de mi vientre no pueda nacer en un lugar adecuado? ¿No se supone que mi Hijo es el Rey? ¡Entonces debemos hospedarnos en un palacio, Señor!"

Ya nos dijo Pablo en Filipenses 2.5-11:
Haya, pues, en vosotros esta actitud que hubo también en Cristo Jesús, el cual, aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse, sino que se despojó a sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres. Y hallándose en forma de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le confirió el nombre que es sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús SE DOBLE TODA RODILLA de los que están en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

Si el mismo Hijo de Dios se humilló a sí mismo, nosotros también debemos estar dispuestos a hacerlo. Si Jesús no demandó riquezas, tampoco debemos hacerlo nosotros. En esta Navidad, tengamos el mismo sentir que hubo en Cristo Jesús.

¡Felicidades!

Un abrazo,
Christian y Mariqui

martes, 23 de diciembre de 2008

Señor, ¡Perdóname por no ser millonario! 2da parte


En el proceso de escribir esta segunda parte, el Señor nos tuvo en un régimen de entrenamiento. En estas semanas, el Señor nos ha permitido ser espectadores de primera mano, por separado, de falsas enseñanzas que tienen que ver con la prosperidad. A continuación escribiremos lo que Dios nos mostró en este tiempo:

Cuando buscábamos más base bíblica nos encontramos con este texto:

Ciertamente tú has dejado tu pueblo, la casa de Jacob, porque están llenos de costumbres traídas del oriente, y de agoreros, como los filisteos; y pactan con hijos de extranjeros. Su tierra está llena de plata y oro, sus tesoros no tienen fin. También está su tierra llena de caballos, y sus carros son innumerables.
Además su tierra está llena de ídolos, y se han arrodillado ante la obra de sus manos y ante lo que fabricaron sus dedos. Y se ha inclinado el hombre, y el varón se ha humillado; por tanto, no los perdones.
Isaías 2:6-9

Aquí debemos subrayar que el pueblo de Israel tenía una abundancia tremenda, sin embargo, estaban sucios por el pecado. Este pecado era tan tremendo, que el profeta oraba pidiendo a Dios que ya no les perdone. Por lo tanto, es completamente ridículo comparar la prosperidad material con una buena situación espiritual. Lo mismo sucede al revés, no podemos decir que quien atraviesa por pobreza está en pecado. La Biblia no sustenta estas declaraciones bajo ningún concepto.

Tristemente vimos algunas de las consecuencias de estas doctrinas engañosas. Nuestro corazón se quebranta al ver personas emocionalmente descompuestas porque en medio de su sufrimiento, hay alguien que les promete que todo será felicidad en un futuro cercano si son fieles en sus diezmos y ofrendas. Los falsos maestros se aprovechan del dolor humano para manipular y lograr así sacar el dinero de la gente.

Entre las notas que pudimos tomar, se dijo lo siguiente:

La pobreza es consecuencia del pecado, donde hay pobreza, hay rebeldía contra Dios. Cuando un corazón es rebelde, no recibe las bendiciones de Dios. Al respecto podemos argumentar, entonces, que según esta declaración, Jesús, Pablo, Pedro y otros personajes que experimentaron pobreza seguramente estaban en pecado. Sin embargo, Romanos 8:35 dice que el hambre o la desnudez no nos pueden separar del amor de Cristo. Si la pobreza fuese pecado o una consecuencia del mismo, entonces ésta sí nos separaría del amor de Cristo, pero no es el caso. Además, retomando el pasaje del rico y Lázaro, sería imposible que el pobre haya podido ir al cielo si su condición de miseria fuese un reflejo del pecado.
La base bíblica que se utilizó para hacer esta declaración es risible. El predicador dijo que en el huerto del Edén no había escasez, sino abundancia. Adán era dueño de todo y podía disfrutar de todo lo que quería. Sin embargo, cuando Adán desobedece, Dios le echa fuera. El problema es que cuando Adán sale del Edén, en ningún lugar de la Escritura se dice que él experimentó escasez. Lo único que Dios le dice es que le iba a costar más trabajo porque la tierra produciría cardos y espinas. Por lo tanto, la base bíblica que utilizan ni siquiera se aplica.

El segundo texto bíblico que torcieron para basar esta falsa enseñanza fue la historia de los doce espías en Números 13 y el recorrido del pueblo de Israel por el desierto. Se dijo que Dios prometió al pueblo una tierra abundante en toda clase de bendiciones, luego de sacar a Israel de la esclavitud de Egipto. Sin embargo, por su incredulidad, tuvieron que pasar 40 años en el desierto comiendo solamente maná. No podíamos creer cuando el predicador dijo que el desierto es el juicio de Dios para los incrédulos y que ahí la misericordia de Dios sustenta con maná, pero que esa no era la voluntad de Dios para Israel. Él recalcó, Dios no quería dar al pueblo maná, sino leche y miel. En realidad, este argumento es absurdo puesto que la incredulidad después de los doce espías ocurrió en Números 13, mientras que el Maná aparece por primera vez en Éxodo 16, apenas el pueblo salió de Egipto, muuuuucho tiempo antes de lo ocurrido con los enviados a reconocer la tierra. Es más, en Éxodo 16, el pueblo pecó contra Dios añorando la abundancia de comida que tenían en Egipto, cuando eran esclavos. Es en ese contexto que Dios decide enviar el pan del cielo. Bueno, no sé qué piensen ustedes, pero ese pan del cielo, dado por la mano misma de Dios, debe haber sido lo más espectacular… de ningún modo se trataba de misericordia en medio del juicio.

Finalmente, se utilizó la parábola del Hijo Pródigo… Qué triste que se utilice así una parábola que habla de nuestra condición espiritual, para sostener una doctrina engañosa que tiene como fin poner al hombre en el centro, en lugar de ser Cristocéntrica. Se perdió el sentido de la necesidad que el hombre pecador tiene de arrepentirse de sus malas acciones y de correr a los brazos del Padre para recibir perdón y vida eterna. Se perdió la intención de Jesús de representar al pecador, al fariseo y al Dios amoroso que nos muestra que tanto los descarriados como los santurrones tenemos pecado en nuestro corazón, pero Él nos recibe. Nos hacen quitar los ojos de Dios y nos ponen al frente un espejo, para que sólo nos miremos a nosotros mismos y nos hundamos en un mar de egoísmo y avaricia. Dios ya no es el Señor, el Altísimo, el Dios temible ante el cual debemos postrarnos en obediencia y reverencia, a quien nosotros debemos colmar de alabanza, adoración y una entrega sacrificial de nuestros cuerpos. Ahora es al revés, Dios tiene que buscar complacernos y darnos todo lo que deseamos… Inclusive tiene que obedecer nuestros caprichos y tenemos el atrevimiento de decir que Él tiene que darnos esto y aquello, ¿cuándo? ¡AHORA!

¡Qué lejano está esto de lo que la Biblia enseña! Dios ya nos dio a su Hijo, ¿qué más podemos pedir? ¡Qué osado es pensar que podemos exigir algo del Dios Todopoderoso para satisfacer nuestros deseos carnales!

La Biblia nos habla de otra cosa:

El ambicioso acarrea mal sobre su familia; el que aborrece el soborno vivir.
Proverbios 15:27 (Nueva Versión Internacional)

No te fatigues en adquirir riquezas, deja de pensar en ellas. Cuando pones tus ojos en ella, ya no está. Porque la riqueza ciertamente se hace alas, como águila que vuela hacia los cielos.
Proverbios 23:4-5 (La Biblia de las Américas)

Jesucristo resucitado envía varias cartas a las siete iglesias de Asia, y dos cosas nos llaman la atención. En primer lugar, vemos la carta a la iglesia de Esmirna. Sabemos que esta y Filadelfia son las dos únicas iglesias a las que el Señor no hace reclamo alguno, ya que andaban en el camino correcto y en fidelidad. Jesús le dice a esta congregación:

Yo conozco tus obras, y tu tribulación, y tu pobreza (pero tú eres rico)...
Apocalipsis 2:9

No hay reclamo. No hay pecado. Sin embargo, hay tribulación y pobreza terrenal, lo cual no disminuye en ningún aspecto la riqueza espiritual. En segundo lugar, tenemos a la iglesia de Laodicea, que es la única de la cual el Señor no tiene nada bueno qué decir, en contraste con la fiel Esmirna. Jesús les exhorta:

Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo.
Apocalipsis 3:17

Esta iglesia en la que abundaban los bienes materiales, tenía a Cristo afuera, tocando la puerta (Ap. 3:20). Tenían riqueza terrenal pero una miseria espiritual tremenda.

El mensaje de la Biblia está claro. La riqueza no necesariamente implica una buena condición espiritual. La pobreza no necesariamente implica pecado. Más bien, nuestro Dios Soberano nos permite pasar por tiempos de vacas gordas y tiempos de vacas flacas para que aprendamos a conocerle como Dios proveedor, para moldear nuestro carácter, para que aprendamos a ser generosos, etcétera. Debemos ser como Pablo, quien aprendió a estar contento y tranquilo tanto en la abundancia como en la escasez (Filipenses 4).

El Señor nos invita a confiar en Él, a alabarle y a gozarnos, incluso cuando la bendición material escasea:

Aunque la higuera no eche brotes, ni haya fruto en las viñas; aunque falte el producto del olivo, y los campos no produzcan alimento; aunque falten las ovejas del aprisco, y no haya vacas en los establos, con todo yo me alegraré en el SEÑOR, me regocijaré en el Dios de mi salvación. El Señor DIOS es mi fortaleza; El ha hecho mis pies como los de las ciervas, y por las alturas me hace caminar.
Habacuc 3:17-19

Amén por eso.

domingo, 16 de noviembre de 2008

Señor, ¡Perdóname por no ser millonario! 1ra parte


Señor, he trabajado arduamente, pero no logro ahorrar para comprarme un Mercedes Benz como ese hermanito de mi iglesia. Diezmo hasta la menta y el comino, y las hojitas de cedrón que nacen en mi maceta. Ofrendo hasta lo que no tengo, y a pesar de que hice ese pacto contigo, me han dicho que me hace falta fe porque sólo tengo para cubrir mis necesidades. Trato de ser bueno, pero debo estar fallando en algo, porque no me han subido el sueldo. Ya no tengo cara para entrar a la iglesia con la misma ropa de siempre. Mi viejo carrito demuestra que no sé discernir tus buenos planes para mí. Sé que debo estar en pecado porque me han enseñado que tú quieres que seamos prosperados y que el pecado detiene la bendición. Tú has jurado por ti mismo que me vas a bendecir, y como tú no mientes, exijo que me lo cumplas. ¿O el error es mío? Perdóname, Señor, ten misericordia de mí. Perdóname, Señor, por mi falta de fe. Perdóname, Señor, por no ser millonario...

Aunque esta introducción podría parecer un poco jocosa, lamentablemente describe la cruda realidad de muchas personas que han recibido enseñanzas torcidas que se dan ahora en iglesias, libros, predicaciones, música, etcétera. En la actualidad se mide la “espiritualidad” o el “nivel de compromiso cristiano” de la misma forma en la que se mide el “éxito” en el mundo secular. La cantidad de tu dinero te da autoridad, respeto, poder, admiración, ministerio, etcétera. Si te falta dinero, entonces estás en pecado, hay algo con tu vida, y no eres digno de las cosas anteriormente mencionadas. A continuación, les mostramos unos poquísimos ejemplos de falsas enseñanzas, porque es impresionante la cantidad de iglesias que están comenzando a abrazar estas doctrinas:

“Ser pobre es un pecado”.
Robert Tilton, Tele evangelista internacional y pastor del Word-of-Faith Family Center en Dallas, Texas.

“Si agradamos a Dios seremos ricos”.
Jerry Savelle, Maestro y autor de varios libros sobre prosperidad.

“Dios quiere que sus hijos usen las mejores ropas. Quiere que conduzcan los mejores automóviles y quiere que tengan lo mejor de todo: basta con pedir lo que necesitemos. Pocas personas saben hoy que pueden escribir su propia ‘orden de compra’ a Dios”.
Kenneth Hagin, Maestro y presidente del Seminario Rhema en Oklahoma.


Realmente no pueden existir mayores mentiras que las descritas arriba. No existe sustento bíblico serio que apoye estas afirmaciones. Al contrario, como veremos a continuación, la Palabra nos advierte en contra de la avaricia y el querer hacernos ricos.

En la Biblia encontramos ejemplos de creyentes que sentían remordimiento cuando fallaban a Dios porque conocían lo que a Él le ofende, según lo que está en la Biblia, que es la Palabra Profética más segura. Ahora, en cambio, el remordimiento surge cuando no se alcanza un cierto nivel económico, un milagro de sanidad o la adquisición de un bien, y se cree que esta es la evidencia de estar en pecado.

Antes de seguir, queremos aclarar que tenemos la convicción de que Dios no quiere que pasemos miseria.

Yo fui joven, y ya soy viejo, y no he visto al justo desamparado, ni a su descendencia mendigando pan.
Salmo 37:25

El Señor nos ha prometido darnos sustento y abrigo.

Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta… Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos… No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.
Mateo 6:25-32

Es por eso que si estamos con los ojos en Dios, no nos debemos preocupar sobre cómo vamos a suplir nuestras necesidades. Si buscamos primeramente el reino de Dios, todo lo demás estará bien.

Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.
Mateo 6:33-34

Aquí debemos aclarar que “todas estas cosas”, en el contexto se refiere específicamente a comida y vestido. No está hablando de carros, casas, lujos, deleites y todos los anhelos carnales que cada uno de nosotros podría tener en mente.

Comenzamos a estudiar sobre este tema porque estamos sumamente tristes al ver que la motivación de muchas personas que se acercan al evangelio es solucionar sus problemas económicos. En nuestra investigación, encontramos taaaaaaaanta cantidad de textos bíblicos que nos hablan sobre no confiar en riquezas ni acumularlas, ni perseguirlas, que nos advierten sobre la avaricia y las cosas vanas de este mundo, que ni siquiera es necesario que demos nuestra opinión. Por ahora, mejor vamos a dejar que la Palabra hable por sí sola.

Si puse en el oro mi esperanza, y dije al oro: Mi confianza eres tú; si me alegré de que mis riquezas se multiplicasen, y de que mi mano hallase mucho; si he mirado al sol cuando resplandecía, o a la luna cuando iba hermosa, y mi corazón se engañó en secreto, y mi boca besó mi mano; esto también sería maldad juzgada; porque habría negado al Dios soberano.
Job 31.24-28

No confiéis en la violencia, ni en la rapiña; no os envanezcáis; si se aumentan las riquezas, no pongáis el corazón en ellas.
Salmos 62.10

Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.
Lucas 16:13

El que confía en sus riquezas caerá; mas los justos reverdecerán como ramas.
Proverbios 11.28

El hombre de verdad tendrá muchas bendiciones; mas el que se apresura a enriquecerse no será sin culpa.
Proverbios 28.20

No te afanes por hacerte rico; sé prudente, y desiste.
Proverbios 23.4

El que ama el dinero, no se saciará de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacará fruto. También esto es vanidad.
Eclesiastés 5.10

(Hablando sobre los obispos)
No dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro.
1 Timoteo 3.3

Le dijo uno de la multitud: Maestro, di a mi hermano que parta conmigo la herencia. Mas él le dijo: Hombre, ¿quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor? Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios.
Lucas 12.13-21

Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre (Salmo 118.6).
Hebreos 13.5-6

No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
Juan 2.15-17

¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán. Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla. Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días postreros. He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos. Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis engordado vuestros corazones como en día de matanza. Habéis condenado y dado muerte al justo, y él no os hace resistencia.
Santiago 5.1-6

No os acumuléis tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre destruyen, y donde ladrones penetran y roban; sino acumulaos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni la herrumbre destruyen, y donde ladrones no penetran ni roban; porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.
Mateo 6:19-21

Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos; ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen, sino antes bien acciones de gracias.
Efesios 5.3-4

Porque por ahí andan muchos, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo; el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que sólo piensan en lo terrenal
Filipenses 3.18-19

Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.
Colosenses 3.2-4

Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites
Santiago 4.2-3

No temas cuando alguno se enriquece, cuando la gloria de su casa aumenta; porque nada se llevará cuando muera, ni su gloria descenderá con él. Aunque mientras viva, a sí mismo se felicite (y aunque los hombres te alaben cuando prosperes), irá a reunirse con la generación de sus padres, quienes nunca verán la luz.
Salmos 49:16-19

Y aquel en quien se sembró la semilla entre espinos, éste es el que oye la palabra, mas las preocupaciones del mundo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se queda sin fruto.
Mateo 13:22

Al no poner nuestra vista en las cosas que se ven, sino en las que no se ven; porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.
2 Corintios 4:18

A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos; atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna.
1Timoteo 6:17-19

También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita.
2 Timoteo 3.1-5


La pobreza NO es evidencia del pecado

Uno de los textos que más nos sorprendió fue Lucas 15:19-31, en el que vemos que Lázaro, a pesar de ser pobre, sí llegó al cielo, mientras que el rico, a diferencia de lo que se predica en las iglesias actuales, fue a un lugar de tormento. Contra todos los pronósticos, un pobre alcanzó bendición eterna, mientras que el que prosperó económicamente en la tierra, fue condenado. Se fue al infierno.

Ser pobre no es pecado, más bien, el pecado es despreciar al pobre:
Hermanos míos, no tengáis vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo con una actitud de favoritismo. Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y vestido de ropa lujosa, y también entra un pobre con ropa sucia, y dais atención especial al que lleva la ropa lujosa, y decís: Tú siéntate aquí, en un buen lugar; y al pobre decís: Tú estate allí de pie, o siéntate junto a mi estrado; ¿no habéis hecho distinciones entre vosotros mismos, y habéis venido a ser jueces con malos pensamientos? Hermanos míos amados, escuchad: ¿No escogió Dios a los pobres de este mundo para ser ricos en fe y herederos del reino que El prometió a los que le aman? Pero vosotros habéis menospreciado al pobre. ¿No son los ricos los que os oprimen y personalmente os arrastran a los tribunales? ¿No blasfeman ellos el buen nombre por el cual habéis sido llamados? Si en verdad cumplís la ley real conforme a la Escritura: AMARAS A TU PRÓJIMO COMO A TI MISMO, bien hacéis.
Santiago 2:1-8

Nos parece que está claro. Las falsas enseñanzas se basan en poquitos pasajes generalmente sacados de contexto o tomados del Antiguo Testamento (es decir, si queremos las bendiciones de Deuteronomio 28, entonces ¡cumplamos la Ley de Moisés!). Sin embargo, más contundentes y numerosos son los pasajes bíblicos que nos advierten a no poner el corazón en las riquezas. Los textos hablan por sí mismos. Y realmente tenemos mucho qué comentar, pero lo dejaremos para la segunda parte de este artículo. Por ahora, nos pareció suficiente dejar que solamente la Palabra nos confronte. Seamos responsables estudiando toda enseñanza a la luz de la Escritura, para que no seamos presas fáciles de los falsos maestros que se aprovechan del abandono de los asalariados. No nos conformemos con quedarnos en la ignorancia, no nos amoldemos con doctrinas que ofrecen lo mismo que el mundo ofrece.

martes, 11 de noviembre de 2008

Pagaron con sus vidas...


La sociedad light en la que vivimos demanda también un evangelio light. Por favor, que no se hable de "pecado" para no ofender a nadie. Hagamos una iglesia "amigable para los visitantes". Subrayemos "bendiciones". Demadas del discipulado??? "ASÍ NADIE VA A QUERER SER CRISTIANO"... Mejor hablemos de la fe que mueve montañas, de la fe que mueve el brazo de Dios. Mejor hablemos de prosperidad y prometamos a la gente que Dios nos va a dar todo lo que se cruce por nuestra mente. "SEAMOS HÉROES DE FE".

Pero, qué dice la Escritura? Jesús dijo:

Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a si mismo, tome su cruz y sígame. Marcos 8:34

Qué dice la historia? Los apóstoles pagaron con sus vidas el hecho de seguir a Cristo. Los primeros cristianos derramaron sangre por no negar el nombre de su Salvador. Para realmente ser héroes de fe, debemos estar dispuestos a seguir a Cristo sin importar las consecuencias.

El verdadero mensaje de la Biblia está muy lejos del cuento de hadas que nos quieren pintar en muchos libros, predicaciones, canciones, etcétera. No hay manera en que el evangelio pueda ser light. Si la salvación costó la vida de Cristo, a nosotros no puede costarnos menos de toda nuestra vida.

Este video lo tomamos prestado de nuestros amigos de Es Hora de Ser Real. Aquí podemos ver lo que pasa con los verdaderos HÉROES DE FE.


domingo, 2 de noviembre de 2008

Tengo fe en lo que quiero, y lo quiero AHORAAAA!!!!

Según la Biblia, fe es... bueno esa es una larga historia.

El significado bíblico de la fe tiene que ser estudiado desde tres puntos de vista diferentes:
1. La fe como un acto de creer.
2. La fe como la sustancia de lo que creemos.
3. La fe como fidelidad.


El término usado en el Antiguo Testamento es ‘emukah, y sus acepciones son fidelidad, lealtad, honestidad, estabilidad y firmeza. En el griego, la palabra es pistis y su significado habla de lo que se puede creer, un estado de certeza, confiar, creer al punto de tener una total confianza, un voto de fidelidad o promesa. El diccionario de Strong define pistis como persuasión o credibilidad; convicción moral de una verdad religiosa, o de la veracidad de Dios o de un maestro religioso, especialmente dependencia en Cristo para salvación; de manera abstracta constancia en tal profesión; la verdad en sí misma, seguridad, creencia, fidelidad.

LA FE COMO UN ACTO DE CREER
Comencemos con lo que nos dicen comúnmente que es la fe. Hemos aprendido que fe simplemente es creer que podemos recibir cualquier cosa si tenemos certeza de eso. Es un asunto de visualizar algo en la mente, tener una actitud positiva de que va a convertirse en realidad, comenzar a decirlo en voz alta y no perder las esperanzas ni la buena actitud. Algunos afirman incluso que debemos crear un tipo de “embarazo” en nuestra mente, concebimos una idea, la gestamos, y pronto nacerá. Pero para que “crezca saludable” debemos decir y sentir que se trata de una realidad, aunque no lo sea. En realidad, es imposible cerrar los ojos ante la realidad que algo de verdad haya en esto y que haya una esfera de fe que sí tiene que ver con creer en algo que se anhela. Tenemos pasajes ineludibles que hablan de esto, por ejemplo:

En verdad os digo que cualquiera que diga a este monte: "Quítate y arrójate al mar", y no dude en su corazón, sino crea que lo que dice va a suceder, le será concedido. Por eso os digo que todas las cosas por las que oréis y pidáis, creed que ya las habéis recibido, y os serán concedidas.
Marcos 11:23-24

O su paralelo en Mateo:

Y respondiendo Jesús les dijo: De cierto os digo, que si tuviereis fe, y no dudareis, no sólo haréis esto de la higuera: mas si á este monte dijereis: Quítate y échate en la mar, será hecho. Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.
Mateo 21:21-22

Jamás podemos negar que a través de la fe podemos tener poder pero no es para utilizarlo de mala forma, es decir, para nuestros caprichos egoístas o deseos mundanos. Dios no nos ha dado la fe para nuestra conveniencia, sino para su propia conveniencia, para sus propósitos, porque a la final todo es para Él, absolutamente todo. Por supuesto que el Señor nos escucha y concede nuestros anhelos, pero, ¿cómo podemos tener fe en que algo va a suceder, si no tenemos fe en Dios primero? La fe no es simplemente un proceso en el cual primero deseo algo, después lo pido, lo declaro y lo tengo. Se habla mucho de que si confesamos con la boca, que si pedimos con fe, si pedimos creyendo, nos será dado. Sin embargo, tanto en este tema como en cualquier otro, siempre debemos ver las dos caras de la moneda para poder mantener el equilibrio. El creer en una cosa y recibirla por fe es algo que Dios nos regala, pero no debemos descuidar nuestra obligación para con Dios. Debemos entender cuál es el verdadero propósito por el cual Dios nos da fe. En primer lugar, eso de pedir y recibir, viene con una condición:

Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y os será hecho.
Juan 15:7

Para estar en la posición de recibir todo lo que queremos, primero debemos permanecer en Cristo y que sus palabras permanezcan en nosotros. Esto quiere decir que tenemos que tener una relación íntima de OBEDIENCIA con el Señor. No se trata simplemente de pedir antojos y ya. Otro pasaje nos muestra otra de las condiciones de esta esfera de la fe:

Y esta es la confianza que tenemos delante de El, que si pedimos cualquier cosa conforme a su voluntad, El nos oye. Y si sabemos que El nos oye en cualquier cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hemos hecho.
1 Juan 5:14-15
Lo que pedimos, entonces, debe estar sujeto a la voluntad de Dios. Nuevamente, Dios no es el padre que malcría cediendo ante nuestros berrinches. Él nos dará todo lo que pedimos siempre y cuando esto vaya con Sus propósitos. Lo interesante es que cuando permanecemos en Él y Sus palabras permanecen en nosotros, como veíamos en Juan 15, entonces nuestros deseos provienen del corazón mismo de Dios y Él se complace en darnos lo que nuestro corazón anhela.

Jamás podemos pensar que nuestra fe puede ir más allá de la voluntad de Dios
. Es precisamente cuando queremos hacer uso de la fe para lograr las cosas a nuestro antojo, que perdemos la fe en Dios, nos alejamos de Él y nos desviamos de sus caminos. Comenzamos a verlo como “el genio de la lámpara”, en lugar de verlo como al Soberano al que debemos sujetar nuestra voluntad.
Cuando lo que pedimos no va de acuerdo con los planes de Dios para nuestra vida, los resultados son distintos:

Codiciáis y no tenéis, por eso cometéis homicidio. Sois envidiosos y no podéis obtener, por eso combatís y hacéis guerra. No tenéis, porque no pedís. Pedís y no recibís, porque pedís con malos propósitos, para gastarlo en vuestros placeres.
Santiago 4:2-3

Si tenemos fe en Dios, vamos a saber cómo usar el poder que nos da esa fe. Los que no tienen fe suelen decir “me voy a sanar, me voy a sanar”, pero no hay fruto en sus vidas, no hay testimonio, no hay un reflejo de obediencia a la Palabra de Dios. Por eso dice Santiago que pedimos mal o decimos tener fe en cosas que no nos convienen. Cuando ponemos nuestra fe en las cosas, en querer, en desear, en anhelar, es porque está fallando nuestra fe en Dios, nuestra confianza en Él. Dejamos de descansar en Él en cualquier circunstancia. Últimamente se ha degenerado la palabra fe, puesto que hemos limitado su significado a creer únicamente de manera intelectual, pero Santiago es claro cuando se refiere a las personas que utilizan o que dan ese significado a la palabra fe. Dice Santiago que esta fe es muerta. Además, el autor bíblico va más allá al afirmar que también los demonios creen y tiemblan. A los demonios no les falta esa fe intelectual, por lo que no debemos conformarnos con eso.

LA FE COMO SUSTANCIA DE LO QUE CREEMOS

También tenemos la segunda esfera de la fe, es decir, la sustancia. La Biblia se refiere con frecuencia a la fe como aquello que es creído. Esta es una distinción muchas veces obviada. Veamos algunos ejemplos:

Amados, por el gran empeño que tenía en escribiros acerca de nuestra común salvación, he sentido la necesidad de escribiros exhortándoos a contender ardientemente por la fe que de una vez para siempre fue entregada a los santos.
Judas 3

Aquí “la fe que ha sido una vez dada a los santos” es un cuerpo de doctrina y no un acto de la mente o el corazón. Algo similar observamos en el siguiente texto:

Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe.
1 Juan 5:4

Aquí se habla de lo que creemos y no meramente del acto de creer. En este caso tenemos un cuerpo de doctrina, pero más que eso, se trata de una Persona cuya fidelidad es la misma sustancia de la doctrina. Otro caso del uso objetivo es el siguiente:

Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe.
Hebreos 12:2

Aquí la fe significa lo que creemos en cuanto a Jesús. En este sentido, el capítulo 11 de Hebreos es muy significativo. En el primer versículo encontramos un significado de fe que el Señor mismo nos dejó:

Ahora bien, la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.
Hebreos 11:1

Esa es la traducción tradicional, pero cuando vamos al idioma original, vemos que la palabra “certeza” tiene el sentido de “naturaleza, esencia, esperanza, confianza, sustancia”. El término “convicción”, en cambio, implica “evidencia para, prueba”. Por esa razón, Reina Valera 1909 lo traduce de una manera más apegada a la intención del idioma griego:

Es pues la fe la sustancia de las cosas que se esperan, la demostración de las cosas que no se ven.
Hebreos 11:1

Al respecto, Oliver Buswell dice lo siguiente: “Pero si la fe bajo discusión aquí es el acto subjetivo de creer, ¿qué tenemos sino el hipersubjetivismo de la autollamada «ciencia cristiana»? ¿Acaso el escritor inspirado nos quería dar a entender que nuestra fe subjetiva en verdad es la sustancia de lo que esperábamos y la evidencia de lo que no vemos? Esto sería una idea contradicha por decenas de pasajes bíblicos. La fe bajo discusión aquí no es subjetiva sino objetiva. Lea este pasaje, y el capítulo entero, usando la definición, «lo que creemos en cuanto a Cristo» cuando ocurre la palabra «fe». «Lo que creemos en cuanto a Cristo es la sustancia de las cosas que esperamos, la evidencia de las cosas que no hemos visto». ¡Cuán sencillo y claro es! El sistema de verdad al cual seguimos, la verdad que tiene su centro en nuestro Señor Jesucristo, es la sustancia y la evidencia para todas las promesas bondadosas de Dios en cuanto a las cosas invisibles que se realizarán escatológicamente en la vida futura”.

LA FE COMO FIDELIDAD

Como vimos anteriormente, tanto en el hebreo como el griego, la palabra que se traduce “fe”, también significa “fidelidad”. Según el diccionario de la Real Academia Española, fidelidad es:
1.
f. Lealtad, observancia de la fe que alguien debe a otra persona.

2.
f. Puntualidad, exactitud en la ejecución de algo.


Hebreos 11
siempre será uno de los mejores textos para hablar sobre la fe. Vemos que grandes personajes bíblicos lograron cosas increíbles, como Abel, Enoc, Noé, Abraham, Sara, Isaac, Jacob, José, Moisés, Josué, etcétera. Pero si analizamos bien el texto, las maravillas que estos personajes observaron, no se dieron solamente por visualizar, confesar con la boca y tener una actitud positiva. Al contrario, vemos que ellos OBEDECIERON mandatos de Dios que parecían locura, y CONFIARON en que Dios tendría algún propósito al pedir cosas que para ellos fueron difíciles, desafiantes y que les causaron una buena dosis de sufrimiento. A pesar de esto, ellos fueron fieles.
Pero lo más sorprendente de Hebreos 11, sin duda, son los últimos versículos, aquellos a los que ya no nos gusta llegar:

¿Y qué más diré? Pues el tiempo me faltaría para contar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas; quienes por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia, obtuvieron promesas, cerraron bocas de leones, apagaron la violencia del fuego, escaparon del filo de la espada; siendo débiles, fueron hechos fuertes, se hicieron poderosos en la guerra, pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Las mujeres recibieron a sus muertos mediante la resurrección; (HASTA AQUÍ TODOS DICEN “AMÉN”???) y otros fueron torturados, no aceptando su liberación, a fin de obtener una mejor resurrección. Otros experimentaron vituperios y azotes, y hasta cadenas y prisiones. Fueron apedreados, aserrados, tentados, muertos a espada; anduvieron de aquí para allá cubiertos con pieles de ovejas y de cabras; destituidos, afligidos, maltratados (de los cuales el mundo no era digno), errantes por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas de la tierra. Y todos éstos, habiendo obtenido aprobación por su fe, no recibieron la promesa, porque Dios había provisto algo mejor para nosotros, a fin de que ellos no fueran hechos perfectos sin nosotros.
Hebreos 11:32-40

Sí, sí, por la fe muchos vieron milagros impresionantes. Pero POR LA MISMA FE, OTROS SE ENCONTRARON CON POBREZA, DIFICULTADES Y SUFRIMIENTO. Esta fe permitió a personajes como Pablo, Pedro y al resto de los apóstoles, por citar un ejemplo, a seguir confiando en Dios, obedeciéndole y amándole aunque las cosas no vinieran fáciles. Sin embargo, hemos perdido el enfoque de lo que es realmente fe ante cualquier situación. Como nos hace falta fe, le pedimos lo que nos pueda hacer sentirnos seguros, como dinero, salud, estabilidad. Nos hace falta fe para vivir confiados en Dios aunque nos hicieran falta esas cosas.

CONCLUSIÓN

Con el paso del tiempo hemos confundido nuestra actitud positiva con la fe en Dios. Utilizamos mal la fe pensando que sólo sirve para obtener cosas que parecerían buenas. Pero como hemos visto, la fe tiene una esencia mucho más grande, más profunda: la de ser fiel, la de ser leal a Dios. Tener fe es enfrentar cualquier situación para poner en alto el nombre del Señor, como dice el evangelio de Juan, debemos menguar nosotros para que Dios sea el que crezca. Es incorrecto pensar que fe es simplemente creer en lo que yo quiero tener, con una actitud positiva, porque si preferimos nuestra fe en las cosas antes que la fe (que es fidelidad) en Dios, estamos perdiendo el tiempo. Dios no va a conceder algo que no está en Su voluntad, y mucho peor si se trata de un capricho. Y si lo cumple, ¡no será tan sencillo! Será para aleccionarnos como sucedió con el pueblo de Israel en el desierto.

Comieron y se hartaron, pues Dios les cumplió su capricho. Pero el capricho no les duró mucho: aún tenían la comida en la boca cuando el enojo de Dios vino sobre ellos: dio muerte a sus hombres más robustos; abatió a la flor y nata de Israel.
Salmo 78 39-31 (NVI)

Tuvieron apetitos desenfrenados en el desierto, y tentaron a Dios en las soledades. El les concedió lo que pedían, pero envió una plaga mortal sobre ellos.
Salmo 106:14-15

¿Qué es tener fe en Dios? Es descansar 100% en Él, tener la certeza de que todo lo que vivimos es para nuestro bien, es para mejor. Tener fe es obedecer a Dios, serle fieles, estar dispuestos a renunciar incluso a la vida misma por Dios. Se necesita más fe para renunciar a las cosas de este mundo que para creer en que Dios te las puede dar. Se requiere más fe para negarse a uno mismo. Se necesita más fe para vivir confiado en Dios a través de la enfermedad, que para sanar. Pedro tuvo fe pero también falló, su error fue dejar de ver al Señor y concentrarse en querer caminar sobre el agua en medio de la tormenta. Tuvo miedo de las circunstancias y se sintió inseguro.

¿Estamos dispuestos a experimentar lo que pasaron los héroes de los últimos versículos de Hebreos 11? ¿Alguna vez has tenido fe en que algo así te pase? El objetivo a lo mejor tampoco sea ese, pero si tienes que pasar eso por Dios, y lo haces, recibirás el galardón del que habla en el versículo 6 de Hebreos 11. Cuando el don de fe está en nosotros, podemos darnos cuenta de que todo lo que pasa en este mundo efímero no se compara con lo que nos espera.


Nos gustaría terminar con una cita de Ricardo Gondim, que define perfectamente lo que es una fe bíblica: “Me atrevo a redefinir lo que es fe. Fe no significa capacidad para anticiparse a las contingencias de la vida. Fe es el valor de creer que los valores, principios y verdades propuestas por Jesús de Nazaret son suficientes para enfrentar la vida con todo lo que ella nos traiga, de bueno y de malo”.


Te animamos a que busques la verdadera fe del Evangelio, que la puedas experimentar y así darle honra a Dios con tu vida, confiando en Él, siéndole fiel, descansando en su Palabra. La verdadera fe se entrega a la voluntad de Dios sin exigirle satisfaga nuestros caprichos y sin hacer berrinches mientras zapateamos por las cosas que pensamos que son buenas para nosotros... Dios tiene lo mejor para ti, conoce lo que necesitas y lo suplirá. Lo crees? Dios te ama tanto que incluso te consentirá y te dará los anhelos de tu corazón que no contradigan a su voluntad. Lo crees? Entonces confía... obedece... sé fiel... El resto lo hará el Señor.

jueves, 9 de octubre de 2008

Teología de la Prosperidad: Engañosa y Mortal


Por John Piper

Cuando leo acerca de las Iglesias que predican la prosperidad, mi respuesta es: “Si yo no estuviera dentro del cristianismo, no quisiera estarlo”. En otras palabras, si ese es el mensaje de Jesús, no, gracias. Atraer a la gente hacia Cristo para hacerse ricos es tanto engañoso como mortal. Es engañoso, porque cuando Jesús mismo nos llamó, dijo cosas como:
“Cualquiera que no renuncia a todo lo que posee no puede ser mi discípulo” (Lucas 14:33).
Y es mortal, porque el deseo de ser ricos arroja a la gente “destrucción y perdición” (1Timoteo 6:9). A continuación presento mi petición a quienes predican el evangelio.

1. No desarrollen una filosofía de ministerio que haga que entrar al cielo sea más difícil para las personas.

Jesús dijo, “¡Cuán difícilmente entrarán en el Reino de Dios los que tienen riquezas!” Sus discípulos se quedaron perplejos, como muchos del movimiento de la “prosperidad” deberían estar. Así que Jesús elevó su sorpresa aun más cuando dijo:
“Más fácil es pasar un camello por el ojo de una aguja, que el rico entrar en el Reino de Dios”
. Ellos respondieron con incredulidad: “¿Y quién podrá salvarse?” Jesús dijo: “Para los hombres imposible; mas para Dios, no; porque todas las cosas son posibles para Dios”
(Marcos 10:23-27).


Mi pregunta para los predicadores de la prosperidad es: ¿Por qué querrían desarrollar un enfoque ministerial que haga que entrar al cielo sea más difícil?

2. No desarrollen una filosofía de ministerio que estimula deseos suicidas en las personas.

Pablo dijo:
“Pero gran ganancia es la piedad con contentamiento, porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y con qué cubrirnos, estemos contentos con esto”. (1 Timoteo 6:6-8)
Pero más adelante, él advirtió acerca del deseo de ser ricos.
E implícitamente, advirtió en contra de los predicadores que alientan el deseo de ser ricos en lugar de ayudar a las personas a deshacerse de él.
Él advirtió:
“Porque los que quieren enriquecerse, caen en tentación y en lazo, y en muchas codicias locas y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición. Porque el amor al dinero es la raíz de todos los males; lo cual codiciando algunos, se descaminaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores”.
(1 Timoteo 6:9-10)
Así que mi pregunta para los predicadores de la prosperidad es: ¿Por qué querrían desarrollar un ministerio que anima a que la gente sea traspasada de muchos dolores y se hundan en la ruina y la destrucción?

3. No desarrollen una filosofía de ministerio que alienta la vulnerabilidad a la polilla y al orín.

Jesús advierte en contra del esfuerzo de acumular tesoros en la tierra. Esto es porque él nos dice que seamos dadores, no retenedores.
“No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurta; sino haceos tesoros en cielo, donde ni polilla ni orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan” (Mateo 6:19).

Sí, todos guardamos algo. Pero dada la tendencia intrínseca que todos tenemos hacia la codicia, ¿para qué quitar nuestro enfoque de Jesús y poner todo al revés?

4. No desarrollen una filosofía de ministerio que convierte al arduo trabajo en un medio para amasar riquezas.

Pablo dijo que no debemos robar. La alternativa debe ser el arduo trabajo con nuestras propias manos. Pero el propósito principal no era solamente almacenar o incluso tener. El propósito era “tener para dar”. “Antes trabaje, obrando con sus manos lo que es bueno, para que tenga de qué dar al que padeciere necesidad”
(Efesios 4:28).
Esta no es una justificación para ser ricos de modo que podamos dar más. Es un llamado a hacer más y guardar menos, de modo que podamos dar más. No hay razón por la que una persona que gana $200,000 debería vivir de diferente manera que una persona que gana $80,000. Encuentren un estilo de vida cómodo, limiten sus gastos, y compartan lo demás.

¿Por qué querrían alentar a la gente a que piensen que deberían poseer riqueza para ser dadores generosos? ¿Por qué no mejor animarles a que mantengan sus vidas de una manera más simple y que así sean dadores mucho más generosos? ¿No agregaría eso a su generosidad un fuerte testimonio de que Cristo, y no las posesiones, es su tesoro?

5. No desarrollen una filosofía ministerial que promueve menos fe en las promesas de que Dios será para nosotros lo que el dinero no puede ser.

La razón por la que el escritor a los Hebreos nos dice que estemos contentos con lo que tenemos es que lo opuesto implica menos fe en las promesas de Dios. Él dice: “Sean las costumbres vuestras sin avaricia, contentos de lo presente (porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré). De tal manera que digamos confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me hará el hombre” (Hebreos 13:5-6).

Si la Biblia nos dice que estar contentos con lo que tenemos honra la promesa de que Dios nunca nos abandonará, ¿por qué querríamos enseñar a la gente que anhelen ser ricos?


6. No desarrollen una filosofía ministerial que contribuya a que su gente sea asfixiada hasta la muerte.


Jesús advierte que la palabra de Dios, que debe darnos vida, puede ser asfixiada de su efectividad por las riquezas. Él dice que es como una semilla que crece entre espinas que la asfixian hasta la muerte: “Y la que cayó entre las espinas, éstos son los que oyeron; mas yéndose, son ahogados de… las riquezas… de la vida, y no llevan fruto a perfección” (Lucas 8:14).

¿Por qué querríamos alentar a la gente a que persigan aquella cosa de la que Jesús nos advierte que nos va a asfixiar hasta la muerte?


7 . No desarrollen una filosofía de ministerio que quita el sabor de la sal y pone la luz debajo de una canasta

¿Qué hace que los cristianos sean la sal de la tierra y la luz del mundo? El deseo por las riquezas y la búsqueda de la riqueza sabe y se ve justamente como el mundo. Eso no ofrece nada diferente de lo que el mundo ya cree. La gran tragedia de la teología de la prosperidad es que una persona no debe tener un despertar espiritual para acogerla, uno solamente necesita ser codicioso. Enriquecerse en el nombre de Jesús no es la sal de la tierra o la luz del mundo. En esto, el mundo simplemente mira un reflejo de sí mismo. Y si funciona, se lo creerán.

El contexto de este discurso de Jesús nos muestra lo que es ser sal y luz. Esto consiste en la gozosa disposición de sufrir por Cristo. Aquí está lo que dijo Jesús:
“Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan, y digan todo género de mal contra vosotros falsamente, por causa de mí. Regocijaos y alegraos, porque vuestra recompensa en los cielos es grande, porque así persiguieron a los profetas que fueron antes que vosotros. Vosotros sois la sal de la tierra… Vosotros sois la luz del mundo…” (Mateo 5:11-14).

Lo que hará que el mundo saboree (la sal) y vea (la luz) de Cristo en nosotros no es el hecho que amamos a las riquezas tanto como el mundo lo hace. Al contrario, será la disposición y la habilidad que los cristianos tenemos para amar a otros a través del sufrimiento, todo esto mientras nos regocijamos porque nuestra recompensa está en el cielo con Jesús. Esto es inexplicable en términos humanos. Estos es sobrenatural. Pero atraer a la gente con promesas de prosperidad es simplemente natural. No es el mensaje de Jesús. No es aquello para lo cual Él murió.

Por John Piper. Derechos Reservados: Desiring God. Website: www.desiringGod.org

miércoles, 1 de octubre de 2008

¿El Fin Justifica los Medios?

Es preocupante el desconocimiento que existe de la Palabra de Dios en muchos quienes piensan y dicen ser "cristianos". Hoy en día en muchas iglesias se predica, no lo que Dios nos ha dejado en su Palabra, sino lo que la gente quiere y le gusta escuchar, como: promesas, bendiciones, salud y prosperidad. Pero yo pregunto, ¿y en dónde quedan las demandas de Dios para quienes desean ser sus discípulos? ¿Es eso la "Gran Comisión" que nos dejó nuestro Señor Jesús? Mateo 28:19-20

Se ha dejado de lado las enseñanzas Bíblicas para implementar programas, sistemas y métodos seculares, con el fin de incrementar el número de miembros, poniendo un énfasis en la cantidad y dejando de lado la calidad. Pues pienso que es la iglesia de Dios la que tiene que dictar cómo se deben hacer las cosas en el mundo y no el mundo a la iglesia...

Romanos 12:2
Y no os adaptéis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación de vuestra mente, para que verifiquéis cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, aceptable y perfecto.


Biblia de las Américas


¿Será que es agradable a los ojos de nuestro amado Señor el que, por "ganar mas gente", se distorsione el mensaje original de su Palabra?
¿Será que por querer tener un ministerio "exitoso" podemos descuidar la verdadera misión que tenemos en Cristo y para Cristo?

¿Será que el fin justifica los medios?

Les invito a ver una excelente predicación en vídeo del Pastor Chuy Olivares, con la que podrás aprender y reflexionar sobre de estos importantes temas.

Pueden obtener esta y muchas mas enseñanzas del Pastor Chuy Olivares en: www.casadeoracionmexico.info


Parte 1


Parte 2


Parte 3

sábado, 27 de septiembre de 2008

Amenazan y cierran "Es Hora De Ser Real" los supuestos pastores Stamateas...!! Por sus frutos los conoceréis!!

Hace algún tiempo, el Señor comenzó a abrir nuestros ojos, a hablarnos y a mostrarnos la realidad en la que vive el cristianismo actual, a la luz de la Escritura. En ese proceso, llegamos a sentirnos solos porque los demás creían que estábamos locos, que éramos exagerados o fanáticos. A uno de nosotros hasta le llegaron a decir que tanta letra le mató el espíritu… Sin embargo, Dios puso en nuestro corazón hablar y proclamar esas cosas que nos estaba mostrando, y así surgió la idea de crear este blog.

Mientras investigábamos, nos encontramos con un sitio espectacular: Es Hora de Ser Real. ¡Nos quedamos sorprendidos al ver que sí había gente con el mismo llamado que Dios nos había hecho! Vimos en los autores de este sitio un ejemplo a seguir y el Señor nos permitió establecer contacto con ellos. Aprendimos mucho leyendo sus artículos, encontramos valor y la esperanza de ver que sí era posible levantar una voz a favor de la Palabra de Dios y del regreso a los principios básicos del evangelio.

Uno de los primeros videos que vimos fue acerca de Alejandra Stamateas y su mensaje de amor propio. Definitivamente eso no era el evangelio. Confieso que nos reímos mucho con aquello de hablar con las partes flácidas de nuestro cuerpo y “decretar” que se van a levantar… jajaja… ¡vaya! Nosotros, en cambio, les recomendaríamos en Tae Bo de Billy Blanks o jugar fútbol. Luego vimos más noticias sobre ella y su esposo, Bernardo. Vimos mucha psicología, mensajes de superación personal, “declaraciones positivas” y otras cosas que son Nueva Era, pero no el evangelio de Cristo como se presenta en la Palabra. Es Hora de Ser Real denunció proféticamente a estos falsos maestros de la forma más creativa.

Sin embargo, hace pocos días, nuestros amigos de Es Hora de Ser Real comenzaron a recibir amenazas de los Stamateas. Esta gente hizo que se retiren los videos de youtube y luego hackearon el correo y el blog de Es Hora de Ser Real. Yo hago la misma pregunta que hacían nuestros amigos, ¿qué desean ocultar? Si lo que hacen está bien, ¿por qué censurar? Hay un refrán que dice: “El que nada debe, nada teme”. Parece que los Stamateas sí temen…

Pero saben algo, Señores Stamateas, nuestro Señor nos manda a bendecir a quienes nos persiguen, Romanos 12:14, y realmente, de todo corazón esperamos que puedan comprender que esta persecución no es agradable ante los ojos de nuestro Señor Jesús y espero que si Ustedes se sienten perseguidos también, pues tomen para si este versículo.
Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis.
Romanos 12:14

Tenemos buenas noticias. Es Hora de Ser Real ya tiene un nuevo espacio,y están recargados, reloaded, como Mattrix, jaja.

El nuevo sitio web de Es Hora de Ser Real está en la siguiente dirección:
www.eshoradesereal.com

Y pueden leer más noticias aquí:
www.noticiashefzi-baiglesiacristiana.blogspot.com


Tranquilos, que tenemos “Es Hora de Ser Real” para rato. Ya saben, hierba mala nunca muere, jajaja… ¡LOS AMAMOS, CHICOS! Ustedes son BIENAVENTURADOS (Mateo 5:11-12).


¡Esperamos ver nuevo material muy pronto!

jueves, 18 de septiembre de 2008

Temor de Dios: Uyyyy Qué Miedoooooo...!!

No hay duda que vivimos en una cultura inspirada por el temor. La palabra de moda es “terrorismo”. La sociedad está asustada y tiene miedos que se derivan de varios factores. El temor es una parte importante de la psicología del ser humano occidental del siglo XXI. Lo interesante es que la Biblia nos dice que es correcto tener temor, pero, al parecer, estamos enfocando nuestro miedo en “los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar” (Mateo 10:28). ¿Debemos tener temor? Sí, la Biblia nos dice que debemos tener temor de Dios, y esto es más que simplemente un acto de respeto.

Al hacer este estudio descubrimos una realidad innegable: definitivamente, nuestra teología, la manera en la que vemos a Dios, recibe mucha influencia de nuestra experiencia. Tuvimos varios debates y hasta surgió la propuesta de cambiar de tema. Sin embargo, el Señor nos guió a despojarnos de nuestro orgullo, a renunciar a nuestras ganas de querer tener la razón, y a sacarnos nuestros “lentes teológicos” para escudriñar qué realmente dice la Biblia al respecto.

En nuestra búsqueda nos encontramos con este texto:


“El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza”.

Proverbios 1:7


Lo contrario del temor de Dios es un desprecio a la sabiduría, es decir, a una vida ética y moral de acuerdo a las enseñanzas de la Palabra de Dios.

La palabra “temor” tiene varios sentidos en la Biblia, pero el contexto determinará su significado. Si bien el término temor puede entenderse como reverencia o piedad, el sentido de esta palabra es un poco más profundo. La palabra en el idioma original se usa para describir el pánico, un estado aterrorizado, el permanecer en estupor o boquiabierto, y la reverencia. Cuando se trata del temor de Dios, el concepto incluye los aspectos de encogerse por el espanto y de permanecer boquiabierto delante de Él.

La Biblia nos muestra algunos ejemplos de este tipo de miedo. Moisés habla al pueblo de Israel y les recuerda la actitud que ellos tuvieron mientras él hablaba cara a cara con Dios:


Yo estaba entonces entre Jehová y vosotros, para declararos la palabra de Jehová; porque vosotros tuvisteis temor del fuego, y no subisteis al monte.

Deuteronomio 5:5


En este caso, los israelitas realmente sintieron pavor cuando presenciaron esta manifestación divina. El relato lo encontramos en Éxodo 20:18-21 y también está el objetivo que Dios buscaba a través de ello:


Y Moisés respondió al pueblo: No temáis; porque para probaros vino Dios, y para que su temor esté delante de vosotros, para que no pequéis.

Éxodo 20:20


¡Dios quería que su pueblo no peque! Ahora, ¿cuál era la diferencia entre Moisés y el resto del pueblo? ¿Por qué él sí pudo acercarse mientras los demás tuvieron miedo y se mantuvieron a la distancia? Quizá la respuesta la podemos encontrar en este otro pasaje de la Escritura:


En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo. En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.

1Jo 4:18


Es interesante la cantidad de interpretaciones “románticas que hemos escuchado de estos versículos. Sin embargo, el pasaje en su contexto es claro. El perfecto amor, es decir, la obediencia a Cristo (Juan ha dicho muchas veces antes que el amor a Dios se manifiesta en el amor a los hermanos y en guardar los mandamientos) echa fuera el temor. ¿Cuál temor? Eso está en el versículo 7: temor al día del juicio, en otras palabras, es no tener certeza de la salvación debido a una conciencia manchada, es temor al castigo por el pecado. Moisés no tenía miedo de acercarse a Dios porque sabía que su corazón estaba limpio de pecado, él había sido “perfeccionado en el amor”. El pueblo, en cambio, tenía el corazón tan torcido que estaba listo para construir un becerro de oro en pocos días. Por eso había temor. Sabían que Dios es santo y ellos preferían mantenerse lejos de esa santidad, porque no la compartían.

En realidad, el temor de Dios no debería ser, para el creyente, un sentimiento escalofriante que paraliza al ser humano, pero tampoco es algo tan sencillo como una reverencia civilizada. Es debido a que tememos a Dios que tomamos la decisión de vivir en sabiduría, bajo los principios de su Santa Palabra.

Ahora veamos otro texto:


“El temor de Jehová es el principio de la sabiduría, y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia”.

Proverbios 9:10


El proverbista usa un paralelismo sinónimo y compara al temor de Dios con el conocimiento. Sabiduría e inteligencia poseen un significado similar: un comportamiento ético y moral. Ahora bien, el conocimiento del Señor no es un saber intelectual, sino que refleja una relación íntima con Dios que está basada en la obediencia. El conocimiento de Dios procede de un estudio constante de las Escrituras, que se refleja en la aplicación de sus principios. El temor al Señor, entonces, expresa una sumisión reverente a su voluntad, que es una característica del verdadero creyente.

El temor de Dios, entonces, es más que solamente reverencia o un sentimiento de espanto. Temer a Dios implica acción. Observemos otro texto bíblico:


“No seas sabio en tu propia opinión; teme a Jehová, y apártate del mal; porque será medicina a tu cuerpo, y refrigerio para tus huesos”.

Proverbios 3:7-8


Una manera efectiva y concreta de saber que tenemos temor de Dios es apartándonos del mal. En el versículo 7, vemos un contraste entre la sabiduría humana y la sabiduría que viene de Dios. La primera está basada en el orgullo y la superación personal, mientras que la segunda procede del temor de Dios que se manifiesta en una vida alejada de los hábitos pecaminosos o inmorales. Nos damos cuenta, entonces, que somos temerosos de Dios a través de la obediencia a sus principios.

El resultado de un adecuado temor de Dios es, como leemos en el versículo 8, medicina para el cuerpo y refrigerio para los huesos. En la antigua literatura judía, muchas veces se utilizaba la figura del cuerpo físico para ilustrar un bienestar espiritual. Recordemos que en el Antiguo Testamento el ser humano es un ser integral que experimenta su situación espiritual de manera física. En los capítulos 28-30 de Deuteronomio, Dios aclaró que la obediencia del pueblo se convertiría en prosperidad material y posesión de la tierra, mientras que la desobediencia llevaría a la indigencia y al destierro. Este versículo puede referirse a la bendición integral que Dios prometió en el Pentateuco para aquellos que obedecían lo que estaba establecido en la Ley de Moisés. Sin embargo, eso era en el Antiguo Testamento, bajo el pacto de la Ley. Actualmente vivimos bajo un Nuevo Pacto, y la bendición de Dios es la vida eterna en Cristo Jesús. Nosotros podemos aplicar este versículo a nuestras vidas en el sentido que el temor a Dios y la obediencia a sus mandamientos son una evidencia de nuestra salvación. Como creyentes en Cristo, el resultado es que tememos a Dios y que, en palabras del apóstol Pablo, nos hemos:


“despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno”.

Colosenses 3:9-10


La exhortación a evidenciar el temor de Dios a través de alejarnos de la maldad se repite:


“El temor de Jehová es aborrecer el mal; la soberbia y la arrogancia, el mal camino, y la boca perversa, aborrezco”.

Proverbios 8:13


Si bien la expresión el mal camino abarca todos los pecados, es interesante que este versículo mencione específicamente dos actitudes que son contrarias al temor de Dios: el orgullo y la boca perversa. Debemos recordar que, si deseamos temer al Señor, es necesario que pongamos un especial cuidado para evitar el pecado de la arrogancia y el mal uso de nuestras palabras. En toda la Biblia se advierte sobre los peligros de la soberbia e incluso encabeza una lista de las sietes cosas que Dios aborrece (Pr. 6:16-17). La arrogancia hace que el ser humano confíe en su autosuficiencia y se olvide de Dios. Lógicamente, cuando somos orgullosos, pensamos solamente en nosotros mismos, buscamos nuestro propio placer instantáneo, nos volvemos egoístas y despreciamos a las demás personas. Así desobedecemos los dos principales mandamientos, que son amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos (Mt. 22:37-40).

Después de analizar en la Biblia lo que es el temor de Dios, llegamos a la conclusión de que para experimentarlo de una forma real, se deben atravesar varias etapas. Primero está el miedo por el castigo, que es normal. Este miedo lleva a la obediencia, la obediencia evoluciona en conocimiento y el conocimiento se convierte en relación, hasta llegar al un punto de la relación en que la obediencia es solo por amor y no por conveniencia.

Es ahí precisamente cuando dejamos de tener miedo de la condenación o el juicio de Dios, y nuestro temor se transforma en dependencia de Dios y pasión por guardar Su Palabra. Esa misma Palabra es como un espejo que permite que veamos nuestro interior. Al inicio, por supuesto, vemos cosas terribles que no nos gustan, pero con el pasar de tiempo, el poder mirarnos al espejo de la Palabra y dejar que el Señor nos vaya perfeccionando se vuelven un deleite. En ese proceso, nos gozamos en obedecer por amor, en aprender con humildad y permitir que Dios nos moldee y utilice según su voluntad, cuando experimentamos el temor de bíblico Dios.

Temer a Dios es amarlo de tal manera que damos la vida por Él. Y, aunque no se trata de tenerle miedo, sí estamos conscientes de que, si lo ofendemos, conoceremos su carácter santo y su disciplina.