Antes de comenzar
a escribir, tengo que confesar que no soy una conocedora de este tema. Soy completamente ignorante en los temas de
economía y política, así que no pretendo levantar una voz de autoridad
aquí. Como el título dice, sólo quiero
plantear una pregunta y dejarla en el aire.
No pretendo tener la respuesta, pero sé que Dios sí la tiene. Tampoco pretendo apoyar algún sistema
económico. Todo sistema es humano y, por
lo tanto, imperfecto, con tendencia al error.
Esta mañana estaba
teniendo mi tiempo con Dios y simplemente se me vino algo a la mente. Comenzó como una distracción (yo tengo la
tendencia a distraerme fácilmente, es uno de mis grandes defectos). Vi una botella de jabón que tenía una marca y
un logotipo por detrás. Entonces me puse
a pensar en que la leche de soya que yo solía consumir es también de esa
marca. Me pregunté, ¿cómo es que una
empresa que hace jabones también hace leche de soya? Mi mente comenzó a divagar, una cosa llevó a
la otra. Pensé en monopolios, en
injusticias, en unos pocos que se benefician del arduo trabajo y la poca paga
de otros. Se me quebrantó el corazón y
sentí la urgencia de escribir.
En eso me vino a
la mente las opiniones que he leído en libros de algunos maestros y consejeros cristianos
a los que respeto mucho, todos a favor del capitalismo. Es como si el capitalismo fuera “la
revelación de Dios” en lo que se refiere a economía. A eso podemos añadirle los enunciados
principales de la teología de la prosperidad, que profesan que la bonanza
económica es una de las evidencias de una relación saludable con Dios. Ni siquiera tengo ganas de entrar en
eso. Recordé que en uno de sus libros,
Frente a la Vida (uno de los mejores que leí durante mi adolescencia), James
Dobson (a quien admiro y me encanta) tenía un párrafo en el apéndice que en ese
tiempo me asustó un poco y me vino a la mente mientras meditaba.
Lamento mucho no
poder copiar el párrafo de manera íntegra.
En este momento, todos mis libros están en cajas por algunos cambios que
estamos haciendo en mi casa y sólo Dios sabe dónde estará ese libro. Pido perdón porque de por sí tengo mala
memoria, sumado al hecho que cuando leí este libro, yo tenía 16 años. Pero James Dobson decía algo parecido a esto:
“Supongamos que usted se esforzó, estudió para un examen y sacó una A, mientras
otras personas no estudiaron y sacaron una F.
La maestra entonces dice que todos tendrán una C. Así es el comunismo y esa es la razón por la que
es un sistema injusto, el capitalismo es lo mejor y por eso EE.UU. es la nación
más rica del mundo”. (Obviamente el
libro fue escrito hace muchos años, jajaja).
Pensé en una base
bíblica para la aseveración de Dobson, compartida por muchos otros cristianos que
dan por sentado que ser cristiano significa ser capitalista. Oré.
Le pregunté a Dios qué piensa Él de esto. Y lo primero que me vino a la mente fue este
pasaje de Mateo 20.
Así mismo el
reino de los cielos se parece a un propietario que salió de madrugada a
contratar obreros para su viñedo. Acordó
darles la paga de un día de trabajo y los envió a su viñedo. Cerca de las nueve de la mañana, salió
y vio a otros que estaban desocupados en la plaza. Les dijo: “Vayan también ustedes a trabajar
en mi viñedo, y les pagaré lo que sea justo.” Así que fueron. Salió de
nuevo a eso del mediodía y a la media tarde, e hizo lo mismo. Alrededor
de las cinco de la tarde, salió y encontró a otros más que estaban sin trabajo.
Les preguntó: “¿Por qué han estado aquí desocupados todo el día?” “Porque nadie nos ha contratado”,
contestaron. Él les dijo: “Vayan también ustedes a trabajar en mi viñedo.”
Al atardecer, el
dueño del viñedo le ordenó a su capataz: “Llama a los obreros y págales su
jornal, comenzando por los últimos contratados hasta llegar a los primeros.” Se presentaron los obreros que habían sido
contratados cerca de las cinco de la tarde, y cada uno recibió la paga de un
día. Por eso cuando llegaron los que fueron contratados
primero, esperaban que recibirían más. Pero cada uno de ellos recibió también
la paga de un día. Al recibirla, comenzaron a murmurar
contra el propietario. “Estos que fueron los últimos en ser
contratados trabajaron una sola hora —dijeron—, y usted los ha tratado como a
nosotros que hemos soportado el peso del trabajo y el calor del día.”
Pero él le contestó a uno de ellos: “Amigo, no estoy cometiendo ninguna
injusticia contigo. ¿Acaso no aceptaste trabajar por esa paga? Tómala
y vete. Quiero darle al último obrero contratado lo mismo que te di a ti. ¿Es
que no tengo derecho a hacer lo que quiera con mi dinero? ¿O te da envidia de
que yo sea generoso?”
Así que los
últimos serán primeros, y los primeros, últimos
Estoy
acostumbrada a utilizar la NVI, pero siempre estoy comparando con otras
versiones. El versículo 15 literalmente
dice:
¿No me es lícito
hacer lo que quiero con lo que es mío? ¿O es tu ojo malo porque yo soy bueno?
En mi opinión, este texto anula
por completo el párrafo de mi apreciado doctor Dobson. Claro, yo sé que hermenéuticamente el pasaje
está hablando de la salvación, que era para los judíos (quienes han tenido
conocimiento de Dios por siglos) y que llegó a extenderse también a los
gentiles como nosotros, que nunca tuvimos un pacto anterior con Dios. Pero creo que Jesús contó esta parábola de
esta manera porque también revela el corazón de Dios en cuanto a lo que es
justo con respecto al pago de trabajadores.
Y ahora, aquí es
donde quiero dejar mis preguntas. ¿No es
el capitalismo, acaso, un sistema que me lleva a actitudes contrarias al evangelio,
como individualismo, egoísmo, avaricia, envidia, celos? ¿Es realmente justo el capitalismo? Si alguien dice que sí, antes de lanzarme su
erudita respuesta con teorías económicas, primero respóndame una cosa: ¿Por qué
un agricultor que suda y se cansa todo el día gana menos que un gerente que está
sentado en una oficina? ¿Acaso trabaja
menos el agricultor? ¿Por qué un albañil
que levanta cosas pesadas y arriesga su vida en las alturas gana menos que yo,
una traductora que no se mueve de su casa?
¿Por qué me parece injusto que los demás tengan iguales beneficios a los
que yo tengo, aunque no hayan estudiado, aunque tengan otra raza, aunque no
dominen las ciencias? ¿Acaso es mi ojo
malo y no dejo que Dios sea bueno a través de mí?
Señor Dios, Tú
tienes la respuesta. Ayúdale a Tu
iglesia a ser instrumento Tuyo para que se demuestre Tu justicia en la
tierra. ¡Maranatha!
2 comentarios:
Me gusta mucho tu reflexión, es concisa y sensata, gracias por compartirla, me uno a tu oración, Maranatha!
Si Dios tiene la respuesta búscala en oración..
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