
"No toques al ungido del Señor"
Seguramente estás familiarizado con esta frase. Es probable que te la han dicho, o tú se las has dicho a alguien más, refiriéndose a algún líder, anciano, pastor, apóstol, profeta, obispo, salmista, levita, etcétera (es que ahora hay cada título, pero ese es tema para un próximo artículo)… Y es que cuando se ha querido manifestar algún desacuerdo con alguno de los “ungidos” mencionados anteriormente, este versículo es citado más rápido que guillotina para hacer rodar la cabeza de quienes se atreven a pensar algo diferente a lo que estos “intocables” enseñan. De esto surgen varias preguntas:
¿Qué nos dice la Palabra de Dios al respecto? Cuando vamos a las páginas del Antiguo Testamento, observamos que habían tres personas a las que se podía referir como un “ungido”, y estas eran: el sumo sacerdote, los profetas y los reyes. También se llamaba así a los que tenían una misión importante para el pueblo de Israel en el Antiguo Testamento, tal es el caso de Ciro en Isaías 45:1. En 2 Crónicas y el libro de Esdras, podemos ver que Dios "ungió", es decir, dio poder a Ciro para que éste llevara a cabo la repatriación de los judíos.

Pero vosotros tenéis unción del Santo, y todos vosotros lo sabéis.
1 Juan 2:20 (BLA)
Y en cuanto a vosotros, la unción que recibisteis de El permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; pero así como su unción os enseña acerca de todas las cosas, y es verdadera y no mentira, y así como os ha enseñado, permanecéis en El.
1 Juan 2:27 (BLA)
1 Juan 2:20 (BLA)
Y en cuanto a vosotros, la unción que recibisteis de El permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; pero así como su unción os enseña acerca de todas las cosas, y es verdadera y no mentira, y así como os ha enseñado, permanecéis en El.
1 Juan 2:27 (BLA)
(Aquí vale la pena hacer una aclaración importante: ¿A qué se refiere que no tienen que dejarse enseñar? La respuesta, según el contexto, es que no debemos dejarnos enseñar por los falsos maestros. Lamentablemente este texto es mal usado con frecuencia para decir que "nadie debe enseñar" aparte de los "ungidos").
Mientras ahondamos en el tema, debemos subrayar el hecho de que la palabra “unción” sólo se menciona estas tres veces en el Nuevo Testamento (entonces no parece ser algo en lo que se quiera poner mucho énfasis). Entonces, ¿qué pasa con la "unción"?

Sin embargo, como vimos en los textos bíblicos mencionados anteriormente, TODOS LOS CREYENTES SOMOS UNGIDOS:
Ahora bien, el que nos confirma con vosotros en Cristo y el que nos ungió, es Dios.
2 Corintios 1:21 (BLA)
Vosotros sabéis cómo Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo y con poder, el cual anduvo haciendo bien y sanando a todos los oprimidos por el diablo; porque Dios estaba con El.
Hechos 10:38
2 Corintios 1:21 (BLA)
La Palabra nos dice que Dios es quien nos ungió, pero esta unción la realiza por medio del Espíritu Santo. Observemos el siguiente texto bíblico:
Vosotros sabéis cómo Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo y con poder, el cual anduvo haciendo bien y sanando a todos los oprimidos por el diablo; porque Dios estaba con El.
Hechos 10:38
Pero, ¿para qué sirve esta unción que Dios realiza por medio del Espíritu Santo? ¿Será acaso para pensar que somos superiores a los demás? ¿Para argumentar un "nivel espiritual" que me convierte en "intercesor" o "mediador" entre los hombres y Cristo? Debemos añadir, además que si queremos basarnos en el significado original de la palabra "unción" en el idioma griego, nos damos cuenta de que todo cristiano tiene una asignación y una tarea para cumplir, que es la Gran Comisión, descrita en Mateo 28:19-20. Miremos lo que dice este pasaje sobre el propósito de la unción que nos da el Espíritu Santo:
Pero recibiréis poder cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros; y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.
Hechos 1:8
Hechos 1:8

La Palabra nos dice que, en Cristo, todos somos iguales (Gálatas 3:28, Colosenses 3:11). No hay judío ni griego, ni libre ni esclavo, ni hombre ni mujer. A los ojos de Dios, todos los que hemos creído en Cristo como Señor y Salvador somos sacerdotes y reyes:
Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios, a fin de que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable
1 Pedro 2:9 (BLA)
1 Pedro 2:9 (BLA)
Después que hemos visto el significado de lo que significa “ungido”, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento, podemos encontrar en la Biblia lo que significa “tocar” al ungido. En los últimos tiempos nos han citado mucho esta frase para advertirnos que ni se nos ocurra contradecir lo que dice alguien que se hace llamar pastor, profeta, apóstol, obispo o cualquier otro título.
Uno de los versículos lema para afirmar esto es el siguiente:
El SEÑOR me guarde de hacer tal cosa contra mi rey, el ungido del SEÑOR, de extender contra él mi mano, porque es el ungido del SEÑOR.
1 Samuel 24:6 (BLA)
1 Samuel 24:6 (BLA)

Por lo tanto, cuando se habla de “extender la mano” o “tocar”, la Palabra realmente se refiere a quitarle la vida a alguien, matarlo físicamente. En ningún momento, “tocar” es lo que se enseña actualmente, que implica estar en desacuerdo, reprender, exhortar o señalar el pecado de alguien que se dice ungido. Como vimos en la Escritura en los textos anteriormente mencionados, TODOS LOS QUE TENEMOS EL ESPÍRITU SANTO SOMOS UNGIDOS. Y nos es necesario obedecer lo que la Palabra de Dios nos manda:
Te Encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye; reprende; exhorta con toda paciencia y doctrina.
2Timoteo 4 1-2
2Timoteo 4 1-2

La Biblia nos muestra algunos ejemplos de "ungidos" que fueron confrontados y encontrados en el error. Algunos reaccionaron de manera positiva, y otros no. En algunos casos, se les señaló el pecado con mucha dureza. Observemos:
- En 1 Samuel 15, Samuel confrontó a Saúl, a quien él mismo ungió como rey.
- En 2 Samuel 12, Natán confrontó a David por el pecado que cometió y le declara cuáles serán las consecuencias de sus acciones.
- En Gálatas 2, Pablo confrontó a Pedro. Es interesante notar que Pedro fue apóstol antes que Pablo y era el anciano de Jerusalén en esa época, es decir, tenía “mayor rango”, si lo ponemos en nuestros términos. Aun así, le confrontó en público y tuvieron una fuerte discusión.
- Jesús se enfrentó continuamente con los fariseos, quienes eran los líderes religiosos de la época. Los fariseos serían el equivalente al pastor o al cuerpo de ancianos, eran la mayor autoridad en asuntos de fe.
Después de analizar esta evidencia bíblica, ¿es correcto o no confrontar a algún líder de la Iglesia si éste pudiera estar ofendiendo a Dios con lo que dice o hace? Pues la Palabra muestra que es correcto.
Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda buena obra.
2 Timoteo 3:16 (BLA)
2 Timoteo 3:16 (BLA)

Basémonos solamente en la Palabra. El corazón del pastor o del líder que está al frente de una congregación debe ser como Pedro lo indica en su carta:
Pastoread el rebaño de Dios entre vosotros, velando por él, no por obligación, sino voluntariamente, como quiere Dios; no por la avaricia del dinero, sino con sincero deseo; tampoco como teniendo señorío sobre los que os han sido confiados, sino demostrando ser ejemplos del rebaño. Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, recibiréis la corona inmarcesible de gloria.
1 Pedro 5:2-4 (BLA)
1 Pedro 5:2-4 (BLA)
Y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.
1 Pedro 5:5b (BLA)
Nada hagáis por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de vosotros considere al otro como más importante que a sí mismo, no buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás.
Filipenses 2:3-4 (BLA)
1 Pedro 5:5b (BLA)
Nada hagáis por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de vosotros considere al otro como más importante que a sí mismo, no buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás.
Filipenses 2:3-4 (BLA)
Esto lo decimos con temor y temblor, sabiendo que el Señor nos ha hecho un llamado y algún día, cuando Dios así lo quiera, estaremos al frente de una congregación. Esta exhortación va primero para nosotros mismos. Que Dios tenga misericordia de nosotros.
Queremos animarte a que compruebes con la Palabra ABSOLUTAMENTE TODO lo que te enseñen los hombres (incluyendo lo que acabas de leer). Recordemos que todo ser humano es falible, toda teología está sujeta al error de quien la esboza, pero la Escritura no falla nunca. ¡No olvidemos jamás que la Biblia es la palabra profética más segura!